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Home -- Spanish-ESPerform a PLAY -- 143 (Like the Chinese 4)

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143. Igual a un chino 4


Cuando Hudson Taylor tenía cinco años, se había decidido por la profesión más hermosa.

Hudson Taylor: "Cuando sea mayor, seré misionero e iré a China."

Cuando tenía 21 años viajó a China, aprendió el idioma y les contó a muchos del amor de Jesús por ellos. Pero la profesión más hermosa a veces es difícil.

Hombre: "¡He!, ¿qué hacéis aquí? ¡Largaos!"

Soldado: "Vamos a matar a esos diablos extranjeros."

Hombre: "No, mejor vamos a llevarlos al Mandarín, al emperador."

Unos soldados crueles pegaron a los misioneros y casi estrangularon a Hudson. Le dolía todo el cuerpo, pero aún le quedaba un poco de humor.

Hudson Taylor: "Aguanta amigo, esto es buen material para nuestro diario personal."

Por amor a Jesús los dos aguantaron. Porque Jesús había sufrido mucho más en la cruz por amor a ellos, cuando murió por los pecados de toda la humanidad. Hudson pensó en eso y amó a Jesús más que nunca. Eso le daba fuerzas cuando los soldados lo llevaron al interrogatorio.

El Mandarín escuchó su explicación.

Hudson Taylor: "Queremos hablar a la gente de Tungshau del amor de Jesús, el Salvador. Él ama a todas las personas. La Biblia lo dice. Le regalamos ese libro."

Eso le gustó al Mandarín. Y en vez de golpes, les sirvión té. En vez de cárcel, les permitió predicar. Jesús había cambiado la situación. Hudson dio gracias a Dios de todo corazón.

Luego llegó a casa totalmente exhausto. Su colaborador chino lo observaba mientras comía con palitos el arroz y los huevos de pato.

Chino: "Señor Taylor, usted come como nosotros, habla como nosotros, ¿por qué no se viste como nosotros?"

Hudson Taylor: "¿Por qué no? ¿Te parece que sería bueno?"

Chino: "La gente seguramente le escucharía mucho más."

Hudson Taylor: "¡Hm! Cuando Jesús vino a este mundo, se hizo hombre como nosotros. Era igual a nosostros. Y yo quiero ser igual a los chinos. ¿Me ayudarás a conseguirlo?"

Por amor a Jesús, Hudson cambió su traje inglés por ropa china. La larga trenza negra le quedaba especialmente bien.

Chino: "¡Ahora parece chino de verdad!"

También en la isla Tsung Ming, Hudson Taylor enseñaba las verdades de la Biblia y atendía a los enfermos.

De repente surgieron problemas.

1ª mujer: "¿Ya lo has oído? El bueno de Taylor tiene que abandonar la isla."

2ª mujer: "Nuestros médicos están celosos, porque él atiende a más enfermos y tiene mejores medicamentos."

1ª mujer: "Hablan muy mal de él."

¿Y luego? Te lo contaré la próxima vez.


Personajes: Relator, Hudson Taylor como niño, Hudson Taylor como adulto, hombre, soldado, chino, mujer 1, mujer 2

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