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58. Dios lo hace todo bien 6
¡Un día agitado! Los hermanos de José viajaron por segunda vez a Egipto para comprar trigo. No sabían que el gobernador del país era su hermano, a quien por envidia habían vendido 20 años atrás como esclavo a Egipto.
José había mandado preparar un banquete. El orden para sentarse en la mesa era del mayor al menor, igual que en su casa. Qué raro que supiera su edad, pensaron los hermanos.
Después de comer estaban contentos de poder abandonar finalmente Egipto con las bolsas llenas de alimentos. Pero no llegaron lejos.
Mayordomo: "¡Alto! ¡Deteneos! Habéis robado la copa de plata de mi señor."
Hermano: "No hemos robado nada. Compruébalo tu mismo."
El mayordomo revisó todo. Por último abrió la bolsa del menor, Benjamín.
Mayordomo: "Aquí está el ladrón. Tenéis que volver todos. Y tú, Benjamín, te quedarás aquí como esclavo."
Fueron llevados ante José. Temblando se arrodillaron ante el soberano. José había mandado que pusieran su copa en la bolsa de Benjamín para probar a sus hermanos. ¿Tratarían de ayudar a su hermano o seguirían sus corazones igual de malos?
José les habló muy duramente:
José: "¿Por qué lo habéis hecho? El ladrón se quedará aquí como esclavo."
Judá pidió la palabra.
Hermano: "Por favor, deja libre a Benjamín y tómame a mí como esclavo. Si no lo haces, nuestro padre morirá de tristeza."
¡Cómo habían cambiado! Los hermanos se mantuvieron unidos y defendieron a su hermano menor. Viendo eso, José se dio a conocer.
José: "¿No me reconocéis? Soy José, vuestro hermano."
Se quedaron atónitos. La sorpresa era demasiado grande. José lloró de alegría y los abrazó a todos.
José: "Dios me trajo aquí para salvaros la vida. Traed a nuestro padre y a vuestras familias. Todavía quedan 5 años de hambre pero yo cuidaré de vosotros. Tendréis de todo y de lo mejor."
Colmados de regalos emprendieron el viaje de regreso. El padre estaba muy feliz al escuchar la noticia de que José no estaba muerto. Casi no se lo podía creer. Poco tiempo después, 70 personas se mudaron a la mejor provincia de Egipto con todas sus pertenencias. ¡Esa sí que fue una fiesta! Después de 20 años José y su padre se volvieron a ver. Dios había cambiado todo para bien. Y los hermanos finalmente reconocieron que habían actuado muy mal.
Hermano: "José, por favor, perdónanos el mal que te hicimos. Estamos arrepentidos."
José: "Os perdono. Vosotros pensasteis en hacerme daño, pero Dios cambió todo para bien."
¡Dios cambia todo para bien! Su plan era salvar la vida de todo un pueblo.
Personajes: Relator, mayordomo, José, hermano
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