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101. Bien escondido 1
Sebastián venía feliz al encuentro de niños. Nos reímos mucho cuando nos dijo: "He tenido un bebé." Lo que quiso decir es que tenía un nuevo hermanito, que su mamá había tenido un bebé.
Hace muchos años también Miriam estaba feliz por tener un nuevo hermanito. ¡Era tan hermoso! Pero a diferencia de Sebastián no se lo podía contar a nadie. La mamá lo escondía, porque el Faraón, que gobernaba en Egipto, había dado una orden espantosa:
Faraón: "El pueblo de Israel crece más y más. Y me temo que se convertirán en nuestros enemigos. Por eso doy la siguiente orden a mi pueblo: Si a los israelitas les nace un hijo varón, tírenlo inmediatamente al río Nilo."
¡Qué horrible orden de matar! ¿No bastaba con haber convertido a los israelitas en esclavos, ahora también mandaba matar a sus bebés?
Pero los papás del pequeño Moisés confiaban en Dios y escondieron al bebé durante 3 meses. La mano invisible de Dios protegía al niño. Pero crecía y crecía y ya no lo podían esconder más.
Miriam: "Mamá, ¿qué haces con esas cañas?"
Mamá: "Tejo un canasto. Ya solo me falta la tapa. ¡Dame el pote de brea, por favor!"
Miriam: "¿Para qué lo necesitas?"
Mamá: "Me sirve para impermeabilizar el canastito, para que no entre el agua. Miriam, debemos separarnos de nuestro pequeño tesoro."
Miriam: "¿Qué piensas hacer con él?"
Mamá: "Lo pondré en el canasto y lo dejaré entre los juncos altos a la orilla del río Nilo."
Miriam: "¿Y luego?"
Mamá: "Luego veremos cómo la mano invisible de Dios lo cuidará."
Calladas se acercaron al río. No fue fácil para la mamá separarse de su bebé. Pero lo hizo confiando en Dios.
Mamá: "Miriam, escóndete entre los juncos y observa lo que sucede. A mí nadie me debe ver aquí, por eso me voy."
Ahí venía alguien. La hija de Faraón iba con sus criadas al Nilo para bañarse.
Princesa: "¿Qué es eso? Tráiganme ese hermoso canasto."
El corazón le latía mucho a Miriam. ¿Tiraría la princesa a su hermanito al Nilo como lo había ordenado su padre? (llanto de bebé)
Princesa: "Es un niño israelita. ¡Qué hermoso es! Me da taaaaanta lástima."
Miriam salía de su escondite.
Miriam: "¿Quiere que busque una mujer israelita para que dé de mamar al niño?"
Princesa: "Es una buena idea. Hazlo."
Puedes imaginarte a quien fue a buscar Miriam. A su mamá, que así pudo cuidar a su hijo por algunos años más.
Muy felices agradecían a Dios, porque su mano invisible había protegido de manera maravillosa. ¿No es cierto que Dios también te ha protegido muchas veces? ¿Por qué no se lo agradeces en este momento?
Personajes: Relator, Faraón, Miriam, mamá, princesa
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